Escribo hoy día 21 de Diciembre de 2012, día del fin del mundo!
Aún queda algunas horas para que acabe el día, pero hasta ahora, no han habido indicios apocalípticos, ni alienígenas, ni zombies, ni bolas de fuego cayendo del cielo... mejor así, ¿no?
Yo desde luego quiero seguir viviendo, aunque no tengo ni idea cómo será mi futuro no me gustaría presenciar el fin del mundo y mucho menos ser superviviente.
Divagar sobre el fin del mundo seguro que todos lo hemos hecho, y sobretodo tras ver alguna película (de las muchísimas que hay) así que planteo una pregunta, ¿morir rápido o sobrevivir a una catástrofe mundial?
-ya sea que un meteorito impacte contra la tierra, se congele todo, se inunde todo, llamaradas del sol arrase con todo, terremotos, un virus que transforme a las personas en zombies...- ¿que preferís?
Uff.. con todo lo que puede pasarnos es un milagro que sigamos vivos ¿eh?
Me ha hecho mucha gracia todo lo que se ha montado con el fin del mundo, sobre todo las comedias, los ofertones y liquidaciones por parte de diferentes empresas... pero bueno, que se acabe el mundo es algo que puede pasar cualquier día.
Lo que sí parece más extendido, divulgado y creído (más que el fin del mundo, que es que a la gente le gusta mucho un cachondeo, como cuando hubo aviso de huracán en Cádiz, que ni hubo huracán ni hubo na' pero no veas una noticia así la que da aquí pa' hablar). Lo que estaba diciendo, otra teoría es que HOY: 21/12/12 se producirá un cambio, un cambio en la mentalidad de las personas. Un cambio en nuestra percepción. no sé. ¿Cómo será ese cambio y en que consiste exactamente? Algunos dicen que todo cambio es mejor, sin embargo existe miedo a lo desconocido, y lo que está ocurriendo o está por ocurrir no lo conocemos firmemente. Pero dicen que cambiará la forma de actuar tanto en personas como en animales.
Sea lo que sea, intentemos siempre ser mejor, mejor persona, mejor con los demás, mejor con los animales y mejor con el mundo, con el cielo, con la tierra, con el mar, con el agua. Y pase lo que pase y ocurra lo que tenga que ocurrir, si algo llega a su fin, que sea porque tenía que ser y no porque nosotros lo hemos destruido.